QUEDEMOS

Esta vez quedamos por sms. Raro en nosotros, siempre enganchados al correo. La primera opción fue un museillo y después comidita por la Latina. Al final fuimos al rastro....

La tardanza de cada uno de los miembros (y miembras) de nuestro clan y el agobio de un día perfecto para estar por los madriles antiguos, hizo que rápidamente nos saliéramos del rastro, que lo recorrimos por el camino central, observando tan solo la parte alta de los puestos...

Cuando decidimos salir de ese gentío, Verolain propuesto un bareto de tapas baratas baratas y nos encaminamos a él. Pero claro, si hay algo barato, ya se sabe, una cola de 30 personas (que la crisis es la crisis). Así que continuamos andando caminito abajo, algunas más deprisa que otras (las cuñas son buenas para subir, pero para bajar te pueden dar una velocidad inesperada), y llegamos a la plaza del Campillo del Mundo Nuevo.

Allí, hartitos del calor y de la gente, nos metimos en el primer bar que vimos con algo de hueco (Bar campillo) y empezamos a beber y comer. Y todo por unos 14 €. 2 rondas, 4 personas, y unas tapas que en muchos otros lugares se hacen llamar raciones. Si pasais por allí, no os lo perdais!!!

Como no había ganas de volver a casa y las risas cada vez iban a más, nos fuimos a buscar algún sitio para seguir comiendo (sentados) y terminamos de nuevo en la Latina, en el Retrobar. Mario pidió, Cristina encontró una mesa perfecta (con aire acondicionado) y Vero y una menda le hicimos la ola.

La comidita estuvo rica rica, tabla de ahumados, ensaladita, huevos rotos con jamón y unas croquetas aún congeladas. El precio, el normal en esa zona.

Y con el estómago lleno, emprendimos nuestro paseo de después de comer por esa zona maravillosa de Madrid. Y paseando encontramos la Taquería del Alamillo, comida Mexicana, que será propuesta para una de nuestras quedadas, casi seguro.

Seguimos paseando bajo una temperatura de pleno junio (aunque fuera septiembre), pasando por calles por primera vez (y hay madrileños en el clan...), disfrutando de las calles empedradas y empinadas, tropezando con piedras mal colocadas....
Hasta que tuvimos que pararnos en un bar por mi "incontinencia" y allí, sentaditos en unas sillas de mimbre y en un sofá del mismo estilo, arreglamos el mundo en un par de horitas, mientras fuera empezaba a llover sin que el Sol se quisiera esconder.